El exorcismo de lo infinito busca innumerables formas nuevas. Las poéticas del arte -entre vanguardias históricas y recurrentes y el corazón de los periódicos retornos a lo clásico- tratan de vez en cuando la lejanía como simulacro o como cita sofisticada de la perspectiva perdida, o como desbordamiento todo él recogido en lo cerrado de una estancia, en las líneas de un objeto, en la fijeza de una mirada, en la elegancia de un dibujo.
La persistencia del azul -en función de similitud con lo lejano, más que como significante de lo lejano- evidencia el nexo con la tradición. Que es un nexo de regalo, irónico, de ineludible herencia, de afectación. Un catálogo del azul contaría, a lo largo de la aventura de múltiples y contradictorias experiencias pictóricas, la historia de una paradójica fidelidad, confirmada, naturalmente, por las traiciones.
Edvard Munch "L'oeil modern 1900-1944" Centre Pompidou 2011